Mi historia quizá sea fuerte para quien no comprenda el sadomasoquismo. Pero el sadomasoquismo es así. La mayor recompensa que recibe un esclavo de su Ama es el mayor desprecio y vejación. Quien no comprenda esto haría mejor no leyendo este relato y dedicándose al cultivo industrial de margaritas.
Me costó mucho aceptar la proposición de mi marido de esclavizarle porque nunca se me había pasado por la cabeza que una persona pudiera tener en sus manos a otra y hacerle lo que yo le obligo a hacer. Pero acepté, supongo que en parte por amor y en parte por probar una cosa nueva y le encontré mucho gustillo a la cosa.
Lo primero fue cortarle su ración semanal de sexo si no se portaba bien y el portarse bien consistía en tenerme contenta las veinticuatro horas del día. Empezó a ser mi criada particular. Al principio no conocía mi poder sin límites sobre él, pero ahora lo conozco y sé que haría cualquier cosa por obedecer mis ordenes al pie de la letra.
Desde entonces hemos ido adentrándonos en este mundo. Hemos incluido en nuestros juegos a otras personas y mi esclavo cada vez ha ido cayendo más y más bajo. Mi esclavo, aunque está suscrito a Esencia, no tiene derecho a leerla, ni a visitar sus páginas. De ese modo, sabe que yo sacaré ideas de la revista para ponerlas en práctica con él pero le mantengo en ese delicioso terror y miedo de no saber lo que le espera.
Os envío unas fotos de él con un casco de vikingo cuya utilidad explicaré ahora, algunas fotos siendo humillado por mis amigas, etc. Pero os ruego no las publiquéis. Quiero que él imagine que han sido publicadas en la revista y que todo el mundo le ha visto la cara y que todo el mundo conoce su cornamenta. Pero os ruego no las publiquéis porque no quiero que su discreción o la mía puedan correr peligro.
Tan solo quiero humillarle y me conformo con que vosotros, que sois de confianza, las hayáis visto. Os pediré también un favor para humillarle todavía más. Quiero que le escribáis para pedirle más fotos para publicar en la revista para regocijarme con su pavor cuando me enseñe la carta y crea que ya se han publicado las que os envió. Será una deliciosa tortura psicológica pero eso él no lo sabrá nunca. Y una vez pedido ese favor, vuelvo a la "historia de mi cornudo esclavo".
Actualmente, mi refinamiento ha llegado a tal extremo que, condición imprescindible para que mi esclavo pueda penetrarme, es que otro hombre me haya penetrado primero y todavía queden restos de su presencia.
Para mi esclavo es muy humillante chupar mi vagina donde todavía rebosa el esperma de otro hombre. Saborear el gustillo que haya dejado otra polla dentro de mi coño y un sinfín de humillaciones varias. Algunos de mis ocasionales amantes, después de acostarse conmigo se han tomado la libertad de encularle o de obligarle a mamarles sus pollas antes de que mi esclavo pueda penetrarme. A mi esclavo es algo que le causa mucho asco porque no es en absoluto homosexual y por las caras que pone imagino lo que le cuesta contener sus arcadas.
Debe ser para él infinitamente humillante que otro hombre me deje el coño lleno de su esperma para que él pueda follarme acto y seguido. Debe ser muy repugnante para él, que repito no es homosexual y le dan asco los hombres, que una polla que ha estado en mi coño entre dentro de su culo y orgasme en su recto. Y no digamos lo que debe sentir y pensar cuando se le obliga a chupar esa misma polla de un desconocido que acaba de ponerle los cuernos con su mujer.
Pero él es un esclavo y conoce que esos son sus únicos derechos. Por mi parte disfruto mucho, tanto humillándole a él como con el placer que me proporcionan mis amantes. Eso sí, tampoco piensen los lectores que corremos riesgos. Tenemos miedo al S.I.D.A. y no practicamos la promiscuidad. Mis amantes son sólo tres y nos han dado todas las seguridades sanitarias. Dos de ellos sólo se acuestan conmigo, pero el tercero es bisexual y es el que disfruta y se lo pasa en grande humillando sexualmente a mi esclavo.
Tengo igualmente dos amigas que conocen nuestros juegos y los comparten. Ellas también son dominantes y disfrutan humillando y vejando a mi esclavo. Una de ellas tuvo una idea que hizo sentirse a mi esclavo el más despreciable de los seres vivos. Un día llegó a casa con un voluminoso paquete, se lo dio a mi esclavo y le dijo que fuera a "colocárselo" a otra habitación y que volviera con "ello" puesto. Ni la otra amiga ni yo sabíamos nada y por ello ninguna pudimos evitar que nos saliera una estruendosa carcajada cuando le vimos volver desnudo y con un gran casco de vikingo sobre la cabeza.
Gran idea de mi amiga para recordarle permanentemente que es un cornudo integral. Los dos cuernos son enormes y le recuerdan a cada segundo que su Ama se acuesta con "otros" hombres. Tiene órdenes de llevar el sombrero todo el rato que esté en casa a no ser que se le indique lo contrario y mis amantes se rieron mucho al verle con ese gran casco vikingo sobre la cabeza.
He perdido la cuenta de las veces que ha sido obligado a presenciar cómo me follaban mis amantes, estando el presente y sin poder decir nada de los cuernos que le estaban poniendo. Ahora, cuando le permito que me penetre, no solo tiene que estar mi coño lleno de esperma de alguno de mis amantes, si no que además, debe penetrarme con el casco puesto en su cabeza.
Posteriormente, cuando me reúno con mis amigas a tomar café, él permanece arrodillado ante nosotras, con el casco en la cabeza, totalmente desnudo y arrodillado; y además debe relatar con todo tipo de detalles las relaciones sexuales que he mantenido con mis amantes, lo que ha sido obligado a hacer, etc. Sus historias son interrumpidas muchas veces por las carcajadas de mis amigas y por comentarios llenos de "veneno" hacia su condición de esclavo.
Cada vez que mi esclavo tiene que describir cómo ha sido enculado por mi amante, una de mis amigas practica con él el juego de encularle con el tacón de su zapato y preguntarle si se lo hacían así y reír con sus comentarios. La primera vez que lo hizo todas nos pusimos muy cachondas y quisimos probar la deliciosa sensación de encularle con el tacón de nuestros zapatos.
Otro día, la otra amiga vino con una de esas bragas que tienen unido un grueso pene artificial y estuvo enculándole ella misma durante el tiempo que estuvo relatando cómo había sido enculado por mi amante. Al acabar, como las bragas son reversibles y el pene queda en el interior, se obligó a mi esclavo a ponerse las bragas con el pene dentro del culo y a llevarlas puestas durante tres días. Fue terriblemente humillante para él tener que ir a trabajar enculado por aquel pene artificial y estar tres días seguidos con el culo abierto por aquella polla tiesa. La amiga que se lo regaló fue a visitarle al trabajo y obligarle a enseñarle que llevaba puestas las bragas y el pene
dentro del culo.
Es una suerte para mi esclavo que tenga un despacho privado donde nadie pueda verle cuando recibe alguna visita de mis amigas. Al acabar nuestras reuniones, mis amigas son llevadas a sus casas por mi esclavo que hace de chofer y, en innumerables ocasiones, le dicen que suba a sus casas para premiarle con una buena azotaina como pago a sus servicios de chofer. Vuelve a casa muy humillado y con el trasero enrojecido y dolorido. Debe ser vergonzoso en extremo para él que mis amigas lo azoten como si fuera un niño pequeño.
Muchas veces, cuando voy caliente, obligo a mi esclavo a actuar de chofer para ir a recoger a alguno de mis amantes para que me folle. Debe ir a buscarles a sus casas y pedirles, con toda la educación y corrección del mundo, que si desean ir a ponerle los cuernos con su Ama.
Otras veces, cuando me enfado con él por algún motivo, le envío a pedir por favor que le encule mi amante bisexual. Repito una vez más que no es homosexual y le da mucho asco el ser enculado por otro hombre o tener que lamer su polla. Imaginad pues el castigo que supone para él ir a casa de mi amante y pedirle: -¿Puede concederme el honor de encularme?-. Pero esa es su vida, una vida que él me pidió y que yo he tenido la magnanimidad de darle.
Por ello no creo que a nadie deba escandalizar mi comportamiento con él. Él es un cornudo consentido y sabe que su único derecho es besar el suelo que yo piso. El resto sólo depende de mi voluntad. Ni que decir tiene que yo disfruto muchísimo con mis amantes y con mis amigas con estos juegos a que le sometemos.
Invito a otras Amas a darme ideas para seguir humillándole y estaría encantada de hacerle leer vuestras cartas en voz alta para que se vaya preocupando de lo que puedo hacerle en breve.
Hasta pronto amigas, y compradles a vuestros esclavos un "casco de vikingo", ya veréis lo que disfrutáis haciéndoles sentir unos cornudos ante los ojos de la gente. Un besito a todas mis colegas y un latigazo en el trasero a todos los perros que lean Esencia.
Mistress Amazona.
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