Sueño contigo, fantasea con que ya vivimos juntos y por eso esta mañana me he despertado pensado en ti, amor mío. Como siempre. En castidad y con los pezones duros y sensibles. Y los he rozado y se me ha puesto dura, mientras pienso en ti, me ensueño contigo y fantaseo con que estamos en casa y que quieres follarme.Aunque sé que no puedo hacerlo, que jamás podré follarte porque me lo has dejado claro, muy claro. "Nunca podrás follar conmigo. Nunca. Jamás". Y además no puedes porque eres impotente"-me aclaraste para mostrarme algo evidente.
Lo pone en nuestro contrato: Art. 3.- Y por supuesto yo podré follar con quien quiera, donde quiera y cuando quiera, mientras que tú no podrás ni mirar a otra mujer por la calle. Tú fuiste amigo cornudo, serás novio cornudo y cuando nos casemos serás marido cornudo. Te morirás siendo cornudo consentido y eso para ti ha de ser un motivo de orgullo. Esto no significa que tenga que hacerlo cuando tú quieras, sino que puedo hacerlo cuando me plazca, que mi libertad es total y que mi poder sobre ti no tiene límites. Podre follar con negros, blancos, marroquíes, inmigrantes, perros, caballos, chicos jóvenes u hombres muy viejos, sin que tú puedas decir nada al respecto ni poner ni una pega.
Art. 4. Tú, por el contrario, no podrás follarme jamás. Repite: no podrás follarme jamás. Y has de saber que te morirás sin haberme follado nunca. Jamás.
Por supuesto mi polla es para tu uso y disfrute y me puedes follar cuando quieras, donde quieras y como quieras, pues yo he de estar preparado para cuando quieras usarme o servirte de mí. Y no puedo correrme, como es natural, pues sólo soy un objeto para tu placer. Como debe de ser. Como quiero que sea. Y sólo podré follarte con un consolador que me ataré a la cara y la nuca y que sobresale por mi cara, para penetrarlo en tu hermoso coño, mover la cabeza y follarte así. Pero eso no es follarte (tu coño sigue virgen para mí, sólo para mi), sino ser sólo un instrumento más de tu placer. Porque me usas así para tu exclusivo placer.
Y he soñado que me has cogido la cabeza, la has llevado a tu coño para que te lo coma y lama bien lamido y cuando has estado excitada, te has subido encima de mí, te has penetrado y has comenzado a follarme, mientras yo veo que como te mueves de arriba abajo al ritmo que tú quieres y te conviene.
Aunque cuando te he sugerido que podría tomar Cialis o Viagra para lograr una erección, te has quitado el sujetador, me has enseñado tus hermosas tetas, me he arrodillado y llevado las manos a la espalda, como siempre hago cuando me las muestras y me has dado un tremendo bofetón que me ha volteado la cara. "Gracias, mi Ama", te he respondido. Aunque sorpresivamente, mi pito ha comenzado a ponerse algo duro y nada más verlo, me has dado otro bofetón bien fuerte. "Gracias, amor mío, te quiero", te he dicho extasiado. Y entonces tú has mirado desde arriba y te has reído cuca.
- No voy a seguir dándote hostias porque veo que se te pone durita que tu pito (que no polla, me ha aclarado), se pone tonto con las bofetadas.
Así que has llevado mi cabeza a tu coño y lo he notado empapado, más que nunca, porque se conoce que también te excita darme bofetadas porque has aumentado tus jadeos y suspiros como hasta ahora nunca había oído y sé que estás gozando como nunca.
Y cuando ya creía que te ibas a correr me has avisado que me prepare, y eso he hecho porque ya sabía que venía otra hostia, que me has dado fuerte, muy fuerte. Y al rato otra. Y luego otra.
- ¿Por qué me has abofeteado, mi Ama, si tengo la polla blanda?
- Porque puedo. Y porque me gusta. Y para que aprendas que siempre has de tener tu polla blanda para mí, para tu Ama. Porque me gusta y excita que seas impotente y tenerte como eunuco, como se merece una Diosa como yo.
Desde entonces siempre que quieres excitarme para que mi deseo por ti sea constante (aunque no se me ponga dura), dejas tus hermosas tetas libres, te pones unas braguitas tanga, me atas las muñecas a los cabezales de la cama, te subes encima de mí,refriegas tu coño sobre mi polla (para que sienta tu coño, pero ni lo roce pues está la tela por medio), y me das algunas hostias porque puedes, y para advertirme de lo que puede pasar
- Y para que te excites más y me quieras más, mi querido cornudo, pues he notado que cuando te abofeteo te excitas más y estás más atento y servicial. Más puta y más sumisa. Te gusta y excita que te pegue.
- Entonces pégame más mi Ama. Recibiré tus bofetadas encantado y con sumo placer.
- No puedo darte más hostias, sumiso.
- Por qué, mi Ama.
- Porque sé que te gusta mucho y tengo miedo de que te corras.
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