Pero un día te dije que te amaba, que te quería, que quería ser tuyo por completo para entregarme a ti como sumiso cornudo y gozar con el delicioso placer de sentirme usado y humillado por ti para tu exclusivo placer. Y tú me contestaste:
- Mentiría si dijera que no me interesas, porque estoy convencida de que sumisos como tu hay pocos, y sin duda alguna es un placer tenerte, sin embargo me pregunto.... ¿cómo mantener una relación a distancia con tan buen sumiso? Cómo sobrevivir al deseo de ver su cara mientras follo con un macho? ¿Como privarme del placer de verte lamiendo mi coño mientras te hablo de mis entregas pasadas?
- Lo sé, Mi Ama -te contesté. Y lloro de pena al saber que es imposible hacer todo eso.
- Hay cosas de las que no puedo privarme...y una de ellas es verte arrodillado ante mi con la cabeza abajo mientras paso desnuda a tu lado....ser tú mi sumiso cornudo es un completo placer, no solo para ti, tmbn para mi....
- Me emociono sólo al saber que también es un placer para ti dominarme, humillarme y hacerme tuyo.
- Aun en la distancia....sé que me amas, tanto como yo a ti. Entiendo que te encontré para hacerte mio, te conocí para gozar contigo, quizá esperar no sea nada, cuando con certeza la cosecha dará grandes y deliciosos frutos....la pregunta es....¿estás decidido a construir a mi lado?...
Y yo te he respondido que sí, sí, y sí. Que no lo dudes porque estoy dispuesto a esperar lo que haga falta. Y a construir a tu lado todo lo que tú quieras. Me pongo en tus manos para que tú decidas qué es lo mejor para nosotros. Porque te amo, soy tuyo y no quiero dejar jamás de serlo. Porque me he echado a llorar cuando he leído que también me amas.
Y estoy dispuesto a construir contigo, a esperar cuanto haga falta, a ser paciente y a seguirte a donde vayas. A obedecerte sin preguntar jamás por qué he de hacerlo. Por favor, no lo dudes.
Te amo y quiero ser tuyo. Los dos lo sabemos. Los dos sabemos que es así, que es nuestro destino.Estoy dispuesto a construir a tu lado, pero te suplico que me ayudes para poder conocerte más y saber cómo agradarte y darte placer.
Y además te digo que sé (siempre lo he sabido), que mi felicidad dependerá de ti, que mi futuro dependerá de ti, pues no concibo el tiempo sin que tú lo marques, sin que tú lo gobiernes y me lo gobiernes. Eso sería demasiado vulgar. Una ordinariez. La elegancia está en amarte y ser tu esclavo más devoto,
el hombre que te consiente
y te ama,
más allá de toda razón,
porque contigo,
perder la razón,
es el acto más racional que existe.
Y por eso te suplicaré que me coloques la correa que me ata a ti; esa correa que te ofreceré voluntariamente para que me la ates en mi cuello, aunque los dos sabremos que no existe tal correa, sino la libre aceptación de que tu voluntad será la mía y de que la dominación que me impones me liberará porque ser tu esclavo me hará más libre. Libre para someterme, para ser tuyo y ser modelado de nuevo por ti, por tu voluntad, para que puedas usarme, humillarme y hacerme tu más fiel cornudo sumiso.
Porque yo ya no existiré, seré tu misma, y mis pensamientos te pertenecerán porque sólo pensaré por ti y para ti; sólo sentiré por ti y para ti. Y sólo viviré en ti, siendo tuyo y sintiéndome tu más sumiso y cornudo esclavo porque la servidumbre a ti me liberará y me hará hombre pues naceré de nuevo gracias a ti al crearme de la nada.
Como una Diosa, pero humana. Divina, porque Diosas de pacotillas las hay a montones en discotecas y saraos, pero una Dios en carne viva existen pocas. Una Diosa es de carne y hueso y por eso es Diosa y humana. Tal y como tú eres que mezclas ternura y cariño con estricta disciplina Porque eres una Diosa cariñosa, cruel y tierna. Diosa sin endiosarse. Diosa humana, de carne y hueso. Una diosa que no necesita repetir todos los días que es divina que es Diosa porque al igual que Picasso no necesitaba decirse todos los días que era un genio, una Diosa como tú sabes que lo eres y no necesitas demostración alguna. Lo es y se acabó. Y eso se nota.
Por eso te suplicaré que me domines, sometas y me humilles al hacerme tu cornudo sumiso, tu más fiel cornudo que goza al amarte, entregarse a ti y saber que tú gozar al verme la cara cuando follas con otro macho. O cuando te lamo el coño mientras me cuentas tus anteriores aventuras con otros machos o los machos que quieres follarte. O cuando te paseas delante de mí desnuda mientras yo tengo la cabeza baja.
Y por eso te suplico que tires de la correa para acercarme a ti, para atarme a tus deseos, a tus caprichos, a tu voluntad porque te amaré tanto que no querré ser libre ni tan siquiera unos centímetros. Porque deseo vivir la vida junto a ti, una vida “normal” en la que tus deseos anularían cualquier otra norma y tu voluntad sería la Constitución legal que nos guíe.
Para amarte por completo, sin peros y sin límites, hasta que muera entre tus brazos.
Te quiero amor mío.
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