Gracias, por hacerme cornudo |
Porque antes no era persona, y desde que tú me sometes y me esclavizas, he nacido de nuevo, soy un ser humano que por fin le ha encontrado el sentido a la vida, porque antes de conocerte y de entregarme a ti estaba muerto.
Gracias, amor mío. Gracias. Eres excepcional y te amo y te lo entrego todo a cambio de nada para que mi dolor y humillación sea tu exclusivo placer; para que mir cuernos te hagan bella, más bella, porque cuanto más libre eres más te amo y cuanto más me humillas más te respeto. Por eso nada me importa. Me vale con que te dignes contarme con uno más de los sumisos de tu serallo. Ser el último de ellos para amarte el primero.
Gracias, mi vida, porque te amo; amo todo lo que tocas, lo que te envuelve, las ropas que te abrigan, el suelo que pisas, el agua que te baña y el aire que respira. Amo los vasos que bebes, los adoquines que pisas, el pintalabios que te roza, las bragas que te acarician y los zapatos que calzas. Amo hasta las pollas que te penetran y me humillan; las pollas que tú disfrutas porque entran en tu sagrado coño que yo sé que tengo prohibido. Vetado. Porque para mí todo lo que tú toques y te toque es sagrado.
Jamás le he encontrado el sentido a la vida y como Sartre en "La náusea o Camus en el "Mito de Sísifo", siempre he creído que la vida no tenía sentido, que se nace para morir (Unamuno) y que eso es inútil y estúpido, por lo que he llevado una vida errante sin encontrar mi sino, mi destino y el sentido a mi vida.
Pero desde que te conozco ya sé cuál es ese destino: servirte, adorarte, amarte incondicionalmente sin esperar nada a cambio y dártelo todo por nada, sin esperar nada. Ese es el sentido de mi vida, mi felicidad. Todo por nada. Amarte completamente abriéndome en canal para que tú entres en mí y tu voluntad me gobierne y tu amor y humillación me guíe.
Que tus caprichos sean la norma de mi vida, que tus antojos sean leyes y que tu estricta severidad sea la dulzura que me anime a amarte cada día más y más, para entregarme a ti incondicionalmente. Porque cuanto más me haces sufrir más te amo, cuanto más cornudo me haces más te respeto y porque mi amor por ti no tiene límites. Sólo el límite que tu establezcas.
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