Sueño contigo y pienso que has salido a trabajar y me has besitos tiernos en la puerta para despedirte, mientras me recuerdas lo que tengo que hacer en tu ausencia. Y cuando te has ido me he dirigido al cuarto de los trastos, desnudo y vestido con unas braguitas, que tú me sueles poner cuando quieres que haga algo, y he cogido los aperos de limpieza para limpiar la casa, la cocina, el baño, hacer la cama y poner la lavadora.
Y cuando he terminado me he sentado a esperar que vengas para recibirte, porque sueles darme una llamada perdida para avisar que regresas del traabjo y yo me he dirigido a l puerta para darte la bienvenida, ayudar a quitarte el traje de trabajo y vestirte con la ropita coqueta y sexy que sueles llevar por la casa. Y cuando he terminado me has cogido de la mano me has llevado por toda la casa, has inspeccionado la limpieza de todo y has visto la mesa puesta para que comas.
Pero tú me has mirado muy seria, me has llevado al dormitorio, me has echado de bruces sobre la cama, has cogido mi coreo del pantalón y me has azotado el culo hasta que me lo has puesto rojo, hasta que te has excitado lo suficiente, porque cuando has parado me he acercado a ti de rodillas, he pegado mi cara a tu coño y he olido el placer de tu excitación.
- ¿Qué he hecho mal, cariño? - te he preguntado.
- Nada. Estaba todo perfecto. El castigo es para premiarte porque azotarte el culo es para ti un premio.
Y yo he sonreído porque tienes razón y te he seguido al sofá en el que te has echado a lo largo mientras yo te cojo de la mano, te la beso y te digo que te quiero, que te te amo y que no puedo vivir sin ti. Que te necesito hasta para respirar y que estoy ansioso de poder demostrarte mi amor, siendo tu más sumiso adorador.
Porque no encuentro otra forma amarte que no sea siendo tu sumiso pues mi amor por ti me lleva a entregarme, a a ser cada día más sumiso. Es mi forma de amar, de demostrarte mi amor, porque no veo mejor forma de demostrarte mi inmenso amor que siendo tu más fiel sumiso cornudo para amar el suelo que pisas, las cosas que tocas, el agua que te baña y el aire que respiras.
Y aún me parece poco, mi vida. Ser tu sumiso me parece poco, muy poco y aspiro a poder llegar a más, a donde tú quieras llevarme para que tu placer sea lo único que nos importe. A que te sirvas de mí para darte placer, a que llegue un momento en el que sólo existas tú, tus caprichos y tu voluntad porque yo habré dejado de existir como persona para ser exclusivamente tuyo.
Por eso hoy quiero decirte que quiero ser cada día más sumiso a ti, a tus caprichos, a tus antojos, a tus deseos y a tu severa crueldad de Ama, cariñosa y dulce, pero también estricta, dura y severa. Como es una buena Ama, como tú lo eres.
Y te he dado las gracias por hacerme tan feliz y por humillarme y hacerme cornudo porque es mi forma de amar, de entregarte mi bien más preciado: mi dignidad como hombre y que así tengas constancia de que sólo importa tu placer porque verte gozar es el mío.
- Hoy no has sido cornudo, cielo, pero he conocido a un tipo que me gusta y quiero follármelo. ?Te parece bien?
- Me parece delicioso todo lo que tú hagas.
- Pues mañana probablemente asistas a unos nuevos cuernos, cielo.
Y yo he bajado a tu sexo, he metido mi lengua en tu coño y te lo he lamido mientras te digo que te amo, que estoy orgulloso de ser tu sumiso y de que me hayas convertido en tu más fiel cornudo, porque te quiero, tu felicidad es mi guía, tu placer mi Norte y sólo quiero postrarme más cada día para que tú tengas más poder sobre mí.
- Te quiero, amor mío -te he dicho con lágrimas en los ojos.
- Lo sé.
- Gracias por permitirme ser tu sumiso cornudo -he añadido, mientras tu relamías mis lágrimas de felicidad.
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