Sigo soñando contigo e imagino que por finte he había conocido y llevábamos ya varios años casados sin que, por supuesto, yo hubiera follado aún contigo, pese a que tú lo habías hecho siempre que habías querido, pero con otros machos. También permanecía en castidad gracias al cinturón CB-6000 que me hiciste comprar y sólo me permitías correrme en situaciones sumisas, es decir, haciéndome ver que me corría, sí, pero como sumiso.Y entonces lo mismo me dabas de hostias mientras me masturbaba tras un mes sin correrme o me ponías pinzas con plomos en los pezones mientras lo hacía. O me obligabas a lamerte el culo o el coño mientras me masturbaba. O te ponías delante de mi y te masturbabas con un consolador mientras me decías que hasta el consolador de plástico tenía el derecho de follarte y yo no. Y yo, arrodillado frente a ti, me masturbaba y me corrió en borbotones tras tantos días en abstinencia.
Así que cuando me dijiste que me iba a correr de nuevo, que había llegado el momento, me supuse que sería de una de estás forma; pero tú me dijiste que no, que por fin iba a follar de verdad en un intercambio de parejas. No me lo creí, pero tú me insististe que sí, que ibas a hacer un intercambio de parejas y que tú follarías con el hombre y yo con la mujer. Seguía sin creérmelo, pero como insististe tanto en ello llegué a aceptarlo, aunque prefería hacerlo primero contigo.
- Conmigo no. Conmigo jamás follarás. Nunca. Jamás. Te morirás sin haber siquiera rozado tu pito con mi coño.
Y era verdad, porque cuando dormíamos abrazados (siempre lo hacíamos porque pese a todos nos amamos), teníamos dos formas de hacerlo. O bien tu desnuda, como siempre y yo con cinturón de castidad. O bien me obligabas a mí a dormir desnudo mientras tu lo hacías con una braguita. Y entonces pegabas tu sexo a mi pito y yo me excitaba, pero no podía hacer nada, ni penetrarte ni rozar tu coño (por la tela). Y así, sufriendo de mayor y deseo por ti, pasaba la noche. Deseándote, pero sin poder ni rozar tu piel. Una tortura cruel.

Así que cuando me dijiste que por fin iba a follar con otra, me extrañó, pero lo acepté al ver que ibas en serio. Tú no me sueles engañar.
- Prepárate porque están a punto de llegar. Me ha llamado Alberto y vendrá con su chica para que hagamos intercambio de parejas.
Y me preparé como siempre que vas a follar con otro, con el cinturón de castidad y las braguitas, pero tú te acercaste, me besaste, cogiste la llave y me la quitaste.
- Quiero que esta vez folles de verdad
- Gracias, amor mío.
Así que cuando llamaron a la puerta me dijiste que esperara porque tú ibas a recibirlos y a traerlos al dormitorio.
- Es que quiero presentártelos, pero sobre todo presentarte a ella.
Y saliste y volviste al rato cogida de la mano de un chico que ocultaba algo a su espalda.
- Preséntale a la chica con la que va a hacer el intercambio, con la que va a follar.
Y Alberto sacó de su espalda una muñeca hinchable y la cogió del hombro.
- Te presento a Clara, tu chica: la chica con la que vas a follar.
- Pero es de plástico.
- Cierto, pero no te he mentido. Te he dicho que ibas a follar con una chica, pero de plástico.
Así que os habéis denudado, os habéis subido a la cama y os habéis puesto a follar mientras yo me quedaba atónito con la muñeca hinchable en el brazo.
- ¿No follas, cariño? -me preguntaste pícara, mientras me mirabas y se follabas a tu macho a horcadas sobre él, en al posición de jinete que a mí tanto me gusta porque me permite acercarme por detrás y lamerte el culo. Aunque sé que tú postura
favorita es a cuatro patas y no sé si es porque puedo meterme por debajo, ver bien cerca como la polla de tu amante entra y sale de tu coño.- No, no me apetece.
- Vale, como tú quieras, pero el intercambio ya está hecho. Ahí tienes a tu chica -me explicaste poco antes de correrte entre gemidos y suspiros.
Y luego te asomaste por el borde de la cama y me dijiste que me la follara, que la pusiera sobre la alfombra porque querías ver mi intercambio, querías verme follar con mi chica.
-Venga, cornudo. No te retrases que quiero ver tu intercambio, como follas y te corres. Deberías darme las gracias por permitírmelo.
- Gracias, amor mío por permitir que me corra, por permitir que por fin folle.
Y eché la muñeca sobre la alfombra y metí mi pito en ella, duro, porque al sentirme tan cornudo y humillado, se me había puesto muy dura y comencé a subir y bajar el culo, mientras me follaba a la muñeca. Y tú, desde la cama, me dabas palmadas en el culo, hasta que me corrí dentro de la muñeca.
- Ya has follado en el intercambio, cielo. Ahora me toca a mí.
Así que te pusiste a cuatro patas y le dijiste a tu amante que te follara en esa postura que sé que tanto te gusta, pero cuando él te dijo que iba a correrse, lo paraste, te echaste sobre la cama y le dijiste que se corriera sobre tus tetas. Y él lo hizo y entonces cogiste su semen y lo restregaste sobre tus pezones.
- ¿Quieres chuparme las tetas, cornudo? ¿Quieres mamar como un niño la leche de otro macho en mis tetas?
- Si, amor mío
Y me cogiste la cabeza, llevaste mi boca a tu oscuro pezón y me dijiste que mamara tu leche, la leche de tu macho. Y eso hice. Comencé a chupar tu pezón, a mamarte como un niño, mientras tu me cogías la cabeza, me acariciabas la nuca y me decías que me amabas y que te gustaba mucho darme de mamar.
- Aunque no sea la leche que te esperabas, cariño.
You have read this article Fantasías
with the title Intercambio de parejas. You can bookmark this page URL https://jadejurgensen.blogspot.com/2011/03/intercambio-de-parejas.html. Thanks!