- He conocido un chico que me gusta y voy a follar con él. Quiero que te portes bien y que mientras follamos, me beses la mano y me digas que me quieres.
- Lo haré. No lo dudes.
- Lo sé, cornudo mío. Te amo por eso, por tu entrega a mí que me pone a 100 y me excita muchísimo.
- Gracias, amor mío.
- Pero ahora lámeme, el coño, cornudo mío que te voy a explicar cómo es él, lo que voy a hacer y quieres que saborees en mi coño la excitación que me provoca pensar en que voy a follar con otro macho.
Y he metido mi cabeza en tu coño, te lo he lamido de arriba abajo, me he llenado de los jugos de la excitación que te produce pensar en que vas a follarte a otro y he estado a punto de correrme.
- No te corras. Lo tienes prohibido sin mi permiso.
- Lo sé, amor mío. Yo estaré en castidad ante mi Diosa mientras tu follas con quien quieres, ya sean chicos, chicas o parejas.
- Me excita tu entrega a mí. Me demuestras que de verdad de amas.
Y he cabeceado asintiendo y he vuelto a meter mi cabeza entre tus muslos para seguir lamiéndote el coño y saboreando tu excitación, mientras te digo que te amo. Porque te amo, amor mío -te he dicho entre lamida y lamida. Te amo y me muero por consentirte, por ser tuyo para paladear tu poder absoluto sobre mí.
Y te suplico que me domines aún más para tu exclusivo placer y me lleves a donde tú quieras, a la perdición, y que me destruyas para crearme de nuevo a tu imagen y semejanza. Quiero que seas mi perdición, que me pierdas y me encuentres en tu más sumiso cornudo que te ama sin límites en un amor total y absoluto.
Que me desmontes pieza a pieza para construirme de nuevo como un espejo tuyo, para que estés en mí y sólo piense por ti lo que tú piensas. Ábreme en canal y vacíame para llenarme de ti, de tus caprichos, de tus deseos y de tu voluntad, que ya será la mía. Te suplico que me lleves a la total perdición, a que lo pierda todo porque no quiero tener nada mio que no sea mi más firme convicción, ansia y anhelo de ser tuyo, de pertenecerte, de paladear el placer de mi esclavitud a ti. De ser tu más sumiso cornudo pendiente exclusivamente de tu placer porque mji placer es ver que tú lo tienes.
Quiero que me lleves a la perdición y que ya sólo pueda vivir siendo tu esclavo, adorándote y siguiéndote hasta en tus más duros caprichos. Y que me des la vida al ser de verdad tu esclavo porque sólo vivo en ti y no quiero ser libre pues odio esa libertad que me aleja de ti.
Te suplico que me lleves a la perdición, que seas dura, severa y estricta, aunque cariñosa y dulce como ya lo eres porque me dominas sin levantar la voz, mandándome como en un susurro porque tú no eres un Ama verdulera que necesita gritar para imponerse y consigues que me rinda casi sin palabras pues tu poder emana de ti de forma natural porque sabes que vas a ser obedecida en el acto.
Quiero que seas egoísta, caprichosa y sólo busques tu placer, aún a costa de mi dignidad, de hacerme cornudo, porque esa es la mayor dignidad que puedo tener ante ti. Ser humillado por ti es un placer exquisito que muy pocos pueden paladear. Y estar en castidad absoluta mientras tu follas con otros, un acto de amor total hacia ti que me llena de placer, justicia y sosiego.
Quiero que me lleves a la más absoluta perdición, mi Diosa, para encontrarme en ti y ser yo de verdad al rendirme ante tu absoluto poder sobre mi porque no quiero ser nada, excepto tu más sumiso esclavo, a tu imagen y semejanza. El espejo de tu poder, tu capricho y tu libre albedrío. Porque perderse por ti es encontrarse. Encontrarse en la felicidad real de un amor total y absoluto.
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